Monday, February 01, 2010

Febrero

Parte febrero de 2010…quién lo diría…aún recuerdo los febreros en casa de mis abuelos, cuando niño. Recuerdo cuando los íbamos a dejar al bus para que se fueran al sur, donde pasaban 15 días más o menos, con mi tía. Y para variar, yo lloraba, lloraba con mucha pena porque los iba a extrañar. Me daban gomitas de eucaliptus para que me quedara tranquilo…como si las gomitas fueran a taponear las heridas que producía la separación. Aunque fueran unos días, para mí era eterno. El tiempo en la infancia se percibe distinto, lento, doloroso, angustioso, ilusionante… así pasaba sentado bajo el parrón todas las tardes esperándolos. Era un sentarse a esperar que volvieran, y a sentir el viento, el calor, a mirar hormigas, a escribir con un palito en la tierra, a soñar que llegaban en cualquier momento, a marcar con un lápiz el calendario, a contar las horas del día, a ver tele y volver al parrón. Hoy creo que el odio debe haber sido muy grande, las fantasías catastróficas eran terribles. Imaginaba que chocaban en el bus y se morían desmembrados o que se perdían en el sur en una expedición, comidos por fieras salvajes, o que se iban y no volvían.
En las noches veía el festival, lo que también esperaba contando los días y marcando el calendario. Lo esperaba y era fome, no lo entendía, nunca me gustó la música, me aburría. Un verano interminable para que llegara algo, algo que cuando llegaba no era lo que esperaba, algo que avanzaba lento, latigudo, espeso, y se colaba por el clima caliente y sudoroso, y volaba montado en los zancudos que aparecían cuando terminaba enero.
Hoy ellos no están, se fueron de verdad… los extraño, mucho, quizás más de lo que logro darme cuenta. Hoy empieza febrero cuando tengo 30 años y también siento el calor, la espera, la angustia, la separación. Miro por la ventana de mi departamento y espero, no quiero que él se vaya, lo quiero, pero querer enrabia… duele, amar duele…y eso siento. Creo que después de mucho tiempo me enamoré, tal vez es primera vez, no lo sé… y me cuesta, no sé cómo se hace… no andan hormigas para contar, el viento en Santiago es seco, el festival sigue sin interesarme… te extraño, ojalá puedas entenderme y perdonarme si te hago daño, o si cuando lees esto ya no estamos juntos por que la rabia fue más fuerte.
Te quiero